Conocemos los beneficios de tomar agua entre comidas, pues reduce significativamente el apetito. Pero ahora te contamos cómo este líquido puede ayudarte a perder peso de otras maneras.
Tampoco exageremos. No se trata de beber un vaso cada vez que el estómago haga un sonido, pero lo ideal es consumir agua constantemente. Es importante considerar que los niveles de hidratación necesarios irán variando, pues dependen de tu estatura, peso, actividad y clima del lugar en que te encuentras.
De cualquier forma, si lo que quieres es hacer desaparecer el molesto michelín, debes tomar más agua de la que ya consumes. Para motivarte, te contamos algunos hechos sorprendentes que te harán ver el H2O de otra manera (muchísimo más amigable, por cierto).
- Tomar agua te ayuda a comer menos
Consumir harto líquido te ayuda a no querer picotear a cualquier hora del día: desayuno, almuerzo o cena. Diversos estudios demuestran que las personas que toman un vaso grande de agua media hora antes de cualquier comida, pueden llegar a perder hasta dos kilos más que aquellos que no lo hacen. ¿Ya te dio sed?
- El agua con hielo es más efectiva
Cuando le das sorbos al agua muy fría, obligas a tu cuerpo a trabajar con mayor intensidad para compensar esa temperatura tan baja. Nivelar un vaso de agua helada –de 250 cc– con la temperatura corporal, te ayuda a quemar alrededor de 7 calorías. Si consumes 10 vasos de agua fría diariamente por una semana, estarás quemando 490 calorías extra. ¿No es tan difícil, o sí?
- El agua helada dispara tu metabolismo
Un par de vasos de agua bien fría son como un disparo de cafeína. Activan rápidamente la capacidad del cuerpo para quemar grasas. Según un estudio norteamericano, las personas que bebieron dos vasos llenos de agua experimentaron un aumento del 30% en su tasa metabólica ¡solo en media hora! Una parte importante del beneficio provenía del gasto de energía corporal para calentar el agua hasta la temperatura del ambiente.